lunes, 16 de febrero de 2009

Amor + Límites

Habrá sido casualidad, pero tras una conversación con los padres de una chica de la clase he leido un artículo sobre educar a los hijos que está en la línea de lo que hablo con vosotros cuando venís al colegio.
He decidido copiarlo íntegro en lugar de poner el enlace. Si alguno de vosotros tiene interés en acudir a la publicación original me lo dice personalmente y cada uno decide si quiere acceder o no. Se encuentra disponible en internet.
Me ha gustado mucho, espero que os guste a vosotros también (os agradezco comentarios) y dice lo siguiente:
Amor + Límites
Una fórmula para educar hoy

Educar no consiste solamente en estimular, apoyar, animar, o reforzar positivamente; consiste también en saber poner límites y normas lo suficientemente claros como para orientar y guiar a nuestros hijos en un mundo cada vez más complejo, para cuya entrada progresiva tenemos que prepararlos.
Hoy educar no es fácil, ya lo dijimos en el número anterior, pero hay que hacerlo; y hay que educar en el mundo actual y para el mundo futuro en el que les va a tocar vivir. Para realizarlo con acierto hemos de ser capaces de orientar a los hijos. Conforme van creciendo y haciéndose independientes, se encuentran con un mundo extraño a sus ojos. Necesitan la ayuda de los adultos para disponer de unas marcas orientativas que les acompañen en su proceso de búsqueda de información y de encuentro con el contexto. Los límites son medios de ayuda, pilares importantes para limitar el terreno de juego y para poder moverse en él de forma segura y protegida. Independientemente de la edad, el chico/a desea disponer de un modelo de conducta que le permita orientarse. Y este modelo ha de ser presentado y propuesto por los padres o bien por los profesores y maestros si hablamos del ámbito escolar.
No siempre resulta fácil poner una norma o un límite. En muchas ocasiones hay que hacer verdaderos esfuerzos para no sucumbir ante su rechazo; y según la edad evolutiva habrá que negociar y renegociar, insistir y tratar de mantenerse firme en las decisiones; no hay que tirar la toalla y dejar que ellos se “autogestionen” y que “ellos decidan”, porque ellos no saben lo que necesitan y lo que les va a ser imprescindible para su vida futura, que se gesta en el hoy.
Estos modelos o pautas deben adaptarse al contexto y a la edad evolutiva, pero deben existir y proponerse de forma clara. También pueden ser cuestionados por los hijos, esto se manifiesta de forma especial en la edad del “no” y en la adolescencia. A lo mejor, algunos padres esperan que los hijos se dejen orientar, animar, corregir, etc… pero en muchas ocasiones no es así. Y, sin embargo, no hay que dejar de hacerlo por el hecho de que protesten o rechacen las pautas. Los padres son los garantes de su futuro y en ello hay que invertir esfuerzo y tiempo, mucho tiempo.
¿Qué ha cambiado?
Hoy es difícil poner y mantener límites en la educación de los hijos por diversos motivos: ha cambiado la vida de familia reglamentada, las tradiciones, los valores; se tiene miedo a imponer demasiadas prohibiciones y castigos; los padres son más tolerantes, más liberales y más amistosos que los de antaño; los hijos cuestionan todo; los padres temen perder la aceptación de sus hijos si se mantienen demasiado duros, no saben decir no.
Y sin embargo los hijos necesitan alguien que se atreva a decirles “no” en algunas ocasiones y que no pase nada; en otros momentos se les dirá “sí”, sin miedo, apoyándoles, animándoles, estando cerca de ellos. Algunos autores dicen que en la actualidad hay que educar a los hijos a la frustración, esto no quiere decir que deseemos hijos frustrados, sino chicos/as que contemplen la posibilidad de que en su vida no lo pueden tener todo; se puede vivir y ser feliz sin tenerlo todo.
Todo esto tiene que hacerse compatible con el amor, la ternura, el apoyo, la comprensión, el estímulo y la paciencia. Han de existir momentos de amor y ternura y momentos de límites y normas, y todo ello es compatible. Pero hay que ser conscientes de que hasta los padres más experimentados no consiguen establecer siempre los límites necesarios para sus hijos, en el momento preciso, con el tono adecuado, con el gesto amistoso, pero afirmativamente, y mantener además una relación amorosa sin verse fácilmente afectada.
Sugerencias prácticas
- Las actitudes de desafío y de oposición son actitudes normales de la necesidad del chico/a de ser más independiente, lo cual es necesario en su proceso evolutivo.
- Nuestros objetivos y los de nuestros hijos no son los mismos. Nuestro tiempo y el suyo, tampoco. Las prisas les hacen perder el control.
- Es bueno decir “sí” lo más posible. El “no” repetido fomenta la rabia y el resentimiento.- Quite hierro a la situación, ponga notas de humor.
- Insista en las normas que realmente son esenciales. Algunas normas no son discutibles ni negociables. Por ejemplo, tomar unas medicinas, no usar la violencia.- Actúe con decisión. Los gritos no educan.
- Ofrezca alternativas antes del castigo. Pero basta ofrecer dos o tres, no más; y no se trata de elegir lo que él quiera, sino elegir entre esto o lo otro. Alguno de los tipos de alternativas que puede ofrecer son: “este o aquel”, “ahora o en otro momento”, “solo o conmigo”.
Como padres es inevitable tomar decisiones que no siempre gustan a los hijos. No podemos protegerlos siempre ni tampoco evitar sus protestas y ataques de rebeldía. No hay nada malo en ello. Cuando los niños se sienten queridos, respetados y seguros aceptan algunos contratiempos. Y también nosotros.
Antonio Ríos Sarrió

1 comentario:

Julia dijo...

Me parece muy interesante el artículo, aunque cada día que pasa se plantean nuevos situaciones,más o menos difíciles, en la educación de mis hijos. Todos queremos lo mejor para ellos, esta claro.Pero ¡qué difícil es educar!.